domingo, noviembre 19, 2006

 
LITERATURA FRANCESA
ALBERT CAMUS
EL EXTRANJERO
CARLA SIERRA
3ERO 2DA
PROFESORA: MARÍA DEL CARME ALFANO
AÑO: 2006

ALBERT CAMUS
Fecha y lugar de nacimiento:
Nació el 7 de Nov. de 1913 en Mondovi, Argelia
Falleció el 4 de Enero de 1960 en Villeblerin, Francia
Biografía
Vida y obras:
Novelista, dramaturgo y ensayista francés, es considerado uno de los escritores más importantes posteriores a 1945. Está considerado el representante del existencialismo «ateo». Nació en Mondovi (actualmente Drean, Argelia), el 7 de noviembre de 1913. Hijo de colonos, queda huérfano de padre antes de cumplir los 3 años. Toda su niñez la pasó en uno de los barrios más pobres de Argel y por supuesto con ausencia absoluta de libros y revistas. Gracias a una beca que recibían los hijos de las víctimas de la guerra, pudo comenzar a estudiar y a tener los primeros contactos con los libros. En medio de dificultades económicas cursó su primaria y culminó el bachillerato.
Estudió filosofía y letras y fue rechazado como profesor a causa de su avanzada tuberculosis, por lo que se dedicó al periodismo como corresponsal del Alter Republicain. En 1939 se presentó al ejército como voluntario, pero no le aceptaron por su delicada salud. En ese mismo año publicó Bodas, un conjunto de artículos que incluían reflexiones inspiradas por sus lecturas y viajes. Al año siguiente contrae segundas nupcias, se instala en París y es corresponsal de París-Soir. Durante la Segunda Guerra Mundial fue miembro activo de la Resistencia francesa dentro del grupo Combat, que publica en la clandestinidad un periódico homónimo.
Tras la liberación de París se mantiene en él como redactor en jefe. Antes de finalizar la contienda, publica la novela El extranjero (1942), ambientada en Argelia, como la mayoría de sus narraciones siguientes. Esta obra y el ensayo en el que se basa, El mito de Sísifo (1942), revelan la influencia del existencialismo en su pensamiento, así como las obras de teatro El malentendido (1942) y Calígula (1944). Con la novela La peste (1947) logra el Premio de la Crítica. Aunque en esta novela Camus todavía se interesa por el absurdo fundamental de la existencia, reconoce el valor de los seres humanos ante los desastres y su pensamiento evoluciona hacia un sentido más solidario ante el sufrimiento humano y la rebelión contra la injusticia. Actitud que quedará plasmada en Los Justos (1949) y en el ensayo El hombre rebelde (1951). Este último es sin duda su libro más polémico y complejo, a tal punto que provocaría la ruptura con Sartre. En él se pregunta por qué los ideales se pervierten, por qué cuando vence la rebeldía se transforma en opresión. Confiará en la rebelión pero individua, el hombre rebelde hará de su rebelión un deber de conciencia, donde de lo absurdo se sale con un desplazamiento hacia la vida de los otros.
Deja otras obras como las novelas El revés y el derecho (1937), Cartas a un amigo alemán (1948); La caída (1956), inspirada en un ensayo precedente; la obra de teatro Estado de sitio (1948); y un conjunto de relatos, El exilio y el reino (1957) y Los poseídos (1959).
Colecciones de sus trabajos periodísticos aparecieron con el título de Actuelles (3 vols., 1950, 1953 y 1958) y El verano (1954). Una muerte feliz (1971), aunque publicada póstumamente, de hecho es su primera novela. En 1994, se publicó la novela incompleta en la que trabajaba cuando murió, El primer hombre, una autobiografía novelada. Sus Cuadernos, que cubren los años 1935 a 1951, también se publicaron póstumamente en dos volúmenes (1962 y 1964).
Su obra, caracterizada por un estilo vigoroso y conciso, refleja una sociedad abocada al nihilismo, tras la destrucción de sus valores y la sensación de alienación y desencanto junto a la afirmación de las cualidades positivas de la dignidad y la fraternidad humana.
En 1957 recibió el Premio Nóbel de Literatura y tres años después muere en un accidente automovilístico en Villeblerin (Francia) el 4 de enero de 1960.
Obras:

• El revés y el derecho (1937)
• Bodas (1939)
• El extranjero (1942)
• El mito de Sísifo (1942)
• El malentendido (1942)
• Calígula (1944)
• La peste (1947)
• Estado de sitio (1948)
• Cartas a un amigo alemán (1948)
• Los Justos (1949)
• Actuelles (3 vols., 1950, 1953 y 1958)
• El hombre rebelde (1951)
• El verano (1954)
• La caída (1956)
• El exilio y el reino (1957)
• Los poseídos (1959)
• Cuadernos (1962 y 1964, obra póstuma)
• Una muerte feliz (1971, obra póstuma)
• El primer hombre (1994, obra póstuma)

Literatura Francesa

El siglo XX nació bajo la influencia del amoralismo de André Gide, la filosofía de Henri Bergson y la construcción narrativa y psicológica de Marcel Proust. En la novela moderna cabe mencionar a André Malraux, Albert Camus y Henri de Montherlant, así como Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir. También de esta época fueron A. Artaud y Boris Vian.Jean Paul Sartre fue uno de los filósofos de mayor trascendencia en el existencialismo, tras la II Guerra Mundial, y Albert Camus uno de sus más importantes seguidores.
Existencialismo
Corriente filosófica que parte del principio de que la existencia del hombre tiene prioridad en cualquier reflexión sobre su esencia.
Caracteres del hombre
Hay entre los existencialistas notable diversidad de matices; y sobre todo hay una distinción que no es ya de matiz, sino capital por su importancia y trancendencia en toda la concepción teórica y práctica: de un lado, negar a Dios, o prescindir de si existe o no; de otro lado, incluir, y aun probar a su manera, o comprobar, dentro de la misma escructura de la concepción existencialista: la existencia de Dios.
Los caracteres comunes entre las diversas tendencias son las siguientes:
1) Desconfianza en el pensar conceptual, abstracto, discurtivo y objetivo para aprehender la esencia de lo real.
2) Acudir a la penetración en el sentimiento del propio yo como existente para tratar de conseguir el conocimiento metafísico posible.
3) Valoración de la individualidad frente a lo colectivo.
4) Valoración del devenir humano individual frente a la estabilidad de la naturaleza humana del individuo y del carácter congénito de éste.
5) Valoración de la elección voluntaria frente al determinismo y a las doctrinas que, sin llegar a ser completamente deterministas, consideran muy condicionado o influido por lo general el libre albedrío.
6) Hallazgo de un sentimiento fundamental de angustia y creencia en la fecundidad de este hallazgo para el conocimiento metafísico posible.
7) Acentuar las oposiciones interiores en vez de reducirlas a unidad sintética.
8) Los humanos son los únicos seres vivos conscientes de su propia existencia, y así como los objetos físicos son en sí, el ser humano también debe ser para él mismo, es decir que los humanos son los únicos seres que al tener conciencia de su vida son libres para elegirla de acuerdo a su propia voluntad.
Albert Camus, entre otros escritores e intelectuales de la época, produjo parte de sus obras entorno a las ideas del existencialismo, cuyo representante más conocido es Jean Paul Sartre, como eje esencial desde el cual desarrollar personajes y argumentos que fueran el reflejo de esta filosofía. La filosofía existencialista del siglo XX puede, brevemente, caracterizarse como una reevaluación de todos los valores que hasta entonces habían venido estudiando la filosofía y la religión. Las ideas que estudiaban los filósofos y los religiosos hasta entonces fueron acusadas por los existencialistas de dar la espalda al mundo real, ocupándose de nociones muy abstractas y alejadas de la realidad cotidiana, como el “puro idealismo” o “el cielo”, respectivamente.
Si hasta entonces el tema filosófico cuestionaba qué es el Hombre y qué es la Naturaleza, el existencialismo propondrá que no hay tal “naturaleza” eterna en el Hombre. La existencia humana precede a cualquier significado que pueda tener: esto quiere decir que el hombre tiene como deber crearse a sí mismo, pues su “esencia” no es innata: cada hombres es libre de formarse a sí mismo según su propia libertad, y no tiene que obedecer ni mandatos religiosos ni mandatos morales “naturales” que le impongan o indiquen cómo debe ser y cómo debe comportarse. La noción de un mundo “sin sentido” y “absurdo” surge precisamente de ésta concepción filosófica, pues el mundo en sí, para los existencialistas, no obedece a normas morales o éticas universales de ninguna clase, ni a leyes divinas que le den sentido y respuestas a la vida.
Se pueden identificar, algunos temas comunes entre los escritores existencialistas. El término en sí mismo sugiere un tema principal: el énfasis puesto en la existencia individual concreta y, en consecuencia, en la subjetividad, la libertad individual y los conflictos de la elección.

Individualismo moral

La mayoría de los filósofos desde Platón han mantenido que el bien ético más elevado es el mismo para todos: en la medida en que uno se acerca de la perfección moral, se parece a los demás individuos perfectos en el plano moral. El filósofo danés del siglo XIX Sören Kierkegaard, el primer escritor que se calificó de existencialista, reaccionó contra esta tradición al insistir en que el bien más elevado para el individuo es encontrar su propia y única vocación. Como escribió en su diario: "Tengo que encontrar una verdad que sea verdadera para mí… la idea por la que pueda vivir o morir". Otros escritores existencialistas se han hecho eco de la creencia de Kierkegaard de que uno ha de elegir el camino propio sin la ayuda de modelos universales, objetivos. En contra de la idea tradicional de que la elección moral implica un juicio objetivo sobre el bien y el mal, los existencialistas han afirmado que no se puede encontrar ninguna base objetiva, racional, para defender las decisiones morales. El filósofo alemán del siglo XIX Friedrich Nietzsche sostuvo que el individuo tiene que decidir qué situaciones deben ser consideradas como situaciones morales.

Subjetividad

Todos los existencialistas han seguido a Kierkegaard al resaltar la importancia de la acción individual apasionada al decidir sobre la moral y la verdad. Han insistido, por tanto, en que la experiencia personal y actuar según las convicciones propias son factores esenciales para llegar a la verdad. Así, la comprensión de una situación por parte de alguien que está comprometido en esa situación es más alta que la del observador indiferente, objetivo. Este énfasis puesto en la perspectiva del agente individual ha hecho que los existencialistas sean suspicaces respecto al razonamiento sistemático. Kierkegaard, Nietzsche y otros escritores existencialistas fueron, de un modo intencionado, no sistemáticos en la exposición de sus filosofías y prefirieron expresarse mediante aforismos, diálogos, parábolas y otras formas literarias. A pesar de su posición antirracionalista de partida, no se puede decir que la mayoría de los existencialistas fueran irracionales en el sentido de negar toda validez al pensamiento racional. Han mantenido que la claridad racional es deseable allí donde sea posible, pero que las materias más importantes de la vida no son accesibles a la razón o a la ciencia. Además, han sostenido que incluso la ciencia no es tan racional como se supone. Nietzsche, por ejemplo, afirmó que la visión científica de un universo ordenado es para la mayoría una ficción práctica, una entelequia.

Elección y compromiso

Tal vez el tema más destacado en la filosofía existencialista es el de la elección. La primera característica del ser humano, según la mayoría de los existencialistas, es la libertad para elegir. Los existencialistas mantienen que los seres humanos no tienen una naturaleza inmutable, o esencia, como tienen otros animales o plantas; cada ser humano hace elecciones que conforman su propia naturaleza. Según la formulación del filósofo francés del siglo XX Jean-Paul Sartre, la existencia precede a la esencia. La elección es, por lo tanto, fundamental en la existencia humana y es ineludible; incluso la negativa a elegir implica ya una elección. La libertad de elección conlleva compromiso y responsabilidad. Los existencialistas han mantenido que, como los individuos son libres de escoger su propio camino, tienen que aceptar el riesgo y la responsabilidad de seguir su compromiso dondequiera que les lleve.

Temor y angustia

Kierkegaard mantenía que es crucial para el espíritu reconocer que uno tiene miedo no sólo de objetos específicos sino también un sentimiento de aprehensión general, que llamó temor. Lo interpretó como la forma que tenía Dios de pedir a cada individuo un compromiso para adoptar un tipo de vida personal válido. La palabra angustia posee un papel decisivo similar en el trabajo del filósofo alemán del siglo XX Martin Heidegger; la angustia lleva a la confrontación del individuo con la nada y con la imposibilidad de encontrar una justificación última para la elección que la persona tiene que hacer. En la filosofía de Sartre, la palabra náusea se utiliza para el reconocimiento que realiza el individuo de la contingencia del universo, y la palabra angustia para el reconocimiento de la libertad total de elección a la que hace frente el hombre en cada momento.

Existencialismo y teología

A pesar de que el pensamiento existencialista engloba el ateísmo absoluto de Nietzsche y Sartre y el agnosticismo de Heidegger, su origen en las meditaciones religiosas de Pascal y Kierkegaard hizo presagiar su gran influencia en la teología del siglo XX. El filósofo alemán del siglo XX Karl Jaspers, aunque rechazó las doctrinas religiosas ortodoxas, influyó en la teología moderna con su preocupación por la trascendencia y los límites de la experiencia humana. Los teólogos protestantes alemanes Paul Tillich y Rudolf Bultmann, el teólogo católico francés Gabriel Marcel, el filósofo ortodoxo ruso Nikolái Berdiáiev y el filósofo germano-judío Martin Buber heredaron muchas de las inquietudes de Kierkegaard, en particular respecto a la creencia de que un sentido personal de la autenticidad y el compromiso resulta esencial para la fe religiosa.

Existencialismo y literatura

Algunos filósofos existencialistas hallaron en la literatura el camino idóneo para transmitir su pensamiento, y el existencialismo ha sido un movimiento tan vital y amplio en literatura como en filosofía. El novelista ruso del siglo XIX Fiódor Dostoievski es quizá el mayor representante de la literatura existencialista. En Memorias del subsuelo (1864), el enajenado antihéroe está enfadado frente a las pretensiones optimistas del humanismo racionalista. La idea de la naturaleza humana que surge en esta y otras novelas de Dostoievski consiste en que es imprevisible, perversa y autodestructiva; sólo el amor cristiano puede salvar a la humanidad de sí misma, pero ese amor no puede ser entendido desde la sensibilidad filosófica. Como dice el personaje de Aliosha en Los hermanos Karamazov (1879-1880): "tenemos que amar la vida más que el significado de la misma".
En el siglo XX las novelas del escritor judío checo Franz Kafka, como El proceso (1925), El castillo (1926) y América (1927), presentan hombres aislados enfrentados a burocracias inmensas, laberínticas y genocidas; los temas de Kafka de la angustia, la culpa y la soledad reflejan la influencia de Kierkegaard, Dostoievski y Nietzsche. También se puede apreciar la influencia de Nietzsche en las novelas del escritor francés André Malraux y en las obras de teatro de Sartre. La obra del escritor Albert Camus está asociada a este movimiento debido a la importancia en ella de temas como el absurdo y futilidad de la existencia, la indiferencia del universo y la necesidad del compromiso en una causa justa. También se reflejan conflictos existencialistas en el teatro del absurdo, sobre todo en las obras de Samuel Beckett y Eugène Ionesco. En Estados Unidos, la influencia del existencialismo en la literatura ha sido más indirecta y difusa, pero se pueden encontrar trazas del pensamiento de Kierkegaard en las novelas de Walker Percy y John Updike, y varios temas existencialistas son evidentes en la obra de escritores como Norman Mailer, John Barth y Arthur Miller.

Introducción

En su novela "El Extranjero" Albert Camus describe en forma muy detallada la carencia de valores del mundo contemporáneo como consecuencia de la frustración y la desesperanza en la que Europa quedó sumergida después de la guerra. Meursault, el protagonista refleja la filosofía del absurdo, la sensación de alienación, de desencanto frente a la vida. El aburrimiento, la cotidianidad lo van haciendo insensible, indiferente y hasta casi despiadado. Parecería que da lo mismo ser de una forma que de otra. Sin embargo, también en la novela se afirman las cualidades positivas de la divinidad y la fraternidad humana.
Considero que la obra debe llevarnos a una profunda reflexión acerca de la importancia de encontrarle un sentido a la vida. La costumbre no debe vencer al hombre, ninguna fuerza extraña debe dominarnos. Fuimos creados libres y con esa libertad debemos superar la cotidianidad, el absurdo, el sin sentido.
Luego de basarme en la biografía de Albert Camus pasare al análisis del libro en el que trataré de demostrar como la ausencia de una meta, de un sentido en la vida, llevó a Meursault a tanta indiferencia, a ni siquiera luchar por su vida, a entregarse en el más absurdo y absoluto silencio.

Síntesis de la novela "El extranjero"

Publicó en 1942 ésta, su primera novela, obra que trata acerca de la soledad, del no permanecer y del ser siempre un extranjero. El protagonista -Meursault- no parece reflexionar él mismo sobre estos temas. A él todo le da igual, desde la muerte de su madre, hasta la decisión de casarse o no con María; el haber asesinado a un hombre lo afecta menos que la prohibición de fumar en prisión.
En la obra de Albert Camus el ateo se expresa, a su vez con una intención moralizadora, propugnando la grandeza del hombre basada en las virtudes estrictamente humanas. En La peste y demás obras de Camus, la anécdota puede ser inmoral, pero la intención moralista persiste.
En cuanto a los grandes acontecimientos de estos últimos años en el mundo de las letras francesas, lo han sido, evidentemente, la pugna Malraux-Camus por el premio Nobel de Literatura 1957, y su adjudicación a Albert Camus; la aparición del libro de Malraux La Metamorphose des Dieux y el nombramiento de este gran escritor de Francia, en 1958, como ministro de Cultura del gobierno De Gaulle.
El modo sencillo con que se ha escrito es un estilo que se asemeja a la “ausencia” misma del protagonista, a su carácter distante en calidad de “extranjero”. En cuanto a los tiempos verbales, el uso constante del pretérito indefinido colabora a confundir la perspectiva de continuidad temporal. La pérdida de la noción del tiempo es evidente desde el principio mismo de la novela, e incluso la misma edad del “extranjero” no se dice nunca.

Análisis de "El extranjero"

Dominado por estos principios existencialistas, el protagonista de la novela entierra a su madre, trabaja, se enamora, se entretiene, mata (y es condenado) en la más absoluta indiferencia. Ni el amor, la ambición o la muerte (ajena y propia) lo motivan. La indiferencia y pasividad del personaje se corresponden con el estilo narrativo, en tanto que éste es simple, “transparente”, sin metáforas ni elaboraciones complejas. Sobrio y llano como el personaje, lo escrito se limita sólo a describir las acciones y pensamientos de Meursault que, como el mismo texto, carece de matices poéticos o demás adornos retóricos. El estilo de la escritura de Camus en la novela se limita tan solo a dar cuenta de los hechos que se van sucediendo.La novela no resuelve si el protagonista es mejor o peor que sus jueces, pero sí explicita que, como herramienta filosófica, el existencialismo puede aportar una nueva perspectiva sobre un mundo en el que los valores sociales y religiosos, respectivamente representados en un proceso penal y en un capellán, pueden ser revistos a la luz de circunstancias que parecen colmarlos y reclamar mayores y más efectivas respuestas o alternativas.
En la novela, para resumir, todo se traduce de manera literaria en un estilo narrativo sin mucha elaboración y, filosóficamente, en el hundimiento en el absurdo de una vida sin razón ni sentido. Escrita en 1942 las situaciones que plantea son perfectamente entendibles y trasladables a la actualidad.

Personajes principlales
Meursault: Es un ser indiferente a la realidad por resultarle absurda e inabordable. Se ha convertido en un "extranjero" dentro de lo que debería ser su propio entorno. El protagonista, Meursault, cometeun absurdo crimen y, a pesar de sentirse inocente, jamás se manifestará contra su ajusticiamiento ni mostrará sentimiento alguno de injusticia, arrepentimiento o lástima. El comportamiento del protagonista es un sentido aburrido de la existencia y aún de la propia muerte.
Madre de Meursault: Entró al asilo hace 3 años. Ella espresó a unos de sus compañeros el deseo de querer sere enterrada religiosamente. No era atea.
María Cardona: Antigua dactilógrafa de la oficina de Meursault. Tuvo una relación con él y además quería casarse.
Raimundo Sintés: Vecino de Meursault. Consideraba a éste como su camarada. Tenía interés por María.
Masson: Amigo de Raimundo. Vivía cerca de la playa, junto con su esposa.
Salamano: Vecino de Meursault. Tenía un perro desde la muerte de su mujer. Luego lo pierde.
Tomás Perez: Viejo amigo de la madre de Meursault.

Personajes secundarios
Celeste: dueño de un restaurante donde todas las mañanas Meursault desayunaba.
En el asilo: enfermera, portero ( también era pensionista), director. Ambos habían ido al entierro.
Juez: Determinó si Meursault debía ser libre o no.
Abogado: Fue designado por la Justicia.

Primera Parte

Capítulo I
Los hechos se suceden en Argel. El protagonista, Meursault recibe un telegrama en el que se le informa que su madre ha fallecido. Debe partir hacia Marengo, donde se encuentra el asilo de ancianos, lugar en el que se hallaba su madre. Pide permiso a su patrón y emprende el viaje.
Una vez en el asilo, él esta abstraído en sus preocupaciones, se niega a ver el cuerpo de su madre y realiza reflexiones que demuestran su indiferencia ante un hecho de tanta importancia. En lugar de llorar a su madre, de expresarle su dolor, conversa con el conserje, de Paris. Fuma, se mantiene distante con los amigos de su madre que vienen a participar del velorio, le molesta el llanto de una de las mujeres… Se duerme. El entierro le resulta pesado, tortuoso por el calor de la jornada. Una vez concluido regresa a Argel con alegría pensando solamente en dormir. Nada hubo en él que expresara aflicción, pesar. Había muerto su madre, sin embargo, todo fue un trámite.
Capítulo II
Al despertar y darse cuenta que es sábado, siente el gozo de saber que tiene aun dos días de "vacaciones" y decide ir a bañarse al mar. Se encuentra con María, por la que había sentido deseos en el pasado. La invita al cine y luego pasa la noche con ella. Habían transcurrido pocas horas del entierro de su madre. Sin embargo, no pareció importante. En cambio, a María le impresionó, aunque no hizo ningún comentario. El, entendía que no era su culpa; ya se había disculpado con su patrón. Con ella no se disculparía.
Llega el domingo, describe la gente que pasa por la calle, reflexiona acerca de lo que harán y donde irán y también expresa el aburrimiento que le provoca ese día. Pensó que ya era un domingo menos, que su madre estaba ahora enterrada, que volvería a su trabajo. Nada había cambiado. El vacío que vive es extremo. No hay ninguna expresión de sensibilidad en sus reflexiones. Todo en él acontece como en forma autómata.
Capítulo III
Vuelve a su trabajo. Su patrón lo saluda por el luto y le pregunta por la edad de su madre. No la recuerda. Da una edad aproximada. Demuestra aquí un gran desamor por ella: no saber su edad. Algo extraño es que sus afectos no significan mucho, aunque si el hecho de que la toalla que utiliza para secar sus manos, esté húmeda por la tarde. Sale a almorzar con un amigo, duerme un poco y luego regresa a la oficina. Al regresar a su casa, se encuentra con Salamano, un vecino viejo que tiene un perro sarnoso. Describe la relación entre ambos. A continuación se encuentra con Raimundo, un segundo vecino que lo invita a comer algo en su habitación. Acepta para no tener que cocinar. Raimundo le cuenta una historia que ha vivido con una amante. Lo escucha pero casi sin interesarse por el relato. Por eso, cuando Raimundo le pide consejo, le responde con oraciones breves y ante la propuesta de escribir la carta, responde afirmativamente de la misma forma que hubiera rechazado. Le era indiferente hacerlo o no. No le molestaba. Una vez terminada, vuelve a su departamento y escucha gemir al perro del viejo Salamano.
A Meursault le daba lo mismo ser su camarada que no serlo. Total imparcialidad.
Capítulo IV
Trabajó mucho toda la semana. Fue dos veces al cine con Emanuel. El sábado va nuevamente a la playa y pasan la noche juntos. El domingo almuerzan juntos. Sienten una discusión en la habitación de Raimundo. Allí le cuenta a María la historia del amante del vecino. Termina interviniendo la policía. Él, debe salir de testigo, afirma que le "da lo mismo" aunque no sabia que debía decir. Cuando regresan se encuentran con Salamano que había extraviado su viejo perro. Su consuelo hacia el vecino es muy técnico, soló hace mención a la actitud de la perrera. No es capaz de captar la soledad y el dolor de Salamano.
Capítulo V
Un día en el que recibió varias propuestas: Raimundo lo invita a pasar el domingo en una cabaña en la playa de un amigo (Masson), cerca de Argel. El patrón le propone enviarlo a una oficina que instalará en París. Meursault expresa que le da igual. Ante la pregunta de su jefe si no le interesa un cambio de vida, responde que nunca se cambia de vida, que todas valían lo mismo[...] He aquí la absoluta indiferencia. Su jefe observa que jamás responde directamente que no tiene ambiciones […]
Por la tarde María le pregunta si quería casarse con ella. Nuevamente la respuesta le sigue siendo indiferente. No hay en él "si" o "no". Pareciera que nada tiene sentido, nada le importa lo suficiente como para jugarse en una decisión personal única y responsable. María lo ama y se lo dice; él ciertamente no la quiere y lo dice. Para él, el matrimonio no es cosa seria. Pero si ella desea casarse él lo haría cuando ella lo disponga.
Cena en lo de Celeste; una extraña mujercita se sentó a su mesa, pidió la cena y extrajo una revista radiofónica en la que marco las emisiones. Esto le llamo la atención a Meursault. Por ello al salir ella, él como no tenia nada que hacer, salió también y la siguió. Terminó por perderla entonces, volvió a su casa, encuentra a Salamano desolado por la perdida de su perro. Habla con él, lo escucha, se aburre pero como no tiene nada que hacer, ni sentía sueño, se queda con su vecino. No es el afecto ni la preocupación del otro lo que lo hacen quedar con Salamano. Sólo el poder dejar pasar las horas.
Capítulo VI
Llegó el domingo. Raimundo, Maria y él marchan hacia la cabaña de Masson. Al salir, enfrente había un grupo de árabes, entre ellos estaba el hermano de la joven a la que Raimundo golpeó. Sin embargo, no les dieron importancia. Siguieron su camino. Se bañan en el mar, almuerzan y luego los tres hombres salen a caminar. Se cruzan con dos árabes, que vienen tras Raimundo a vengar la paliza que le dio a su amante. Raimundo es herido. Lo llevan a un médico. Nuevamente vuelve a salir con Meursault y se encuentra otra vez con los árabes Raimundo saca un arma pero no dispara. Meursault se la pide. Regresan, pero él no quiere encontrarse con las mujeres y decide seguir caminando. El sol le molestaba, el calor lo sofocaba. Encuentra al árabe que hirió a Raimundo, le muestra su cuchillo y él dispara. Meursault comprende que destruyó el equilibrio del día. Por primera vez un domingo fue diferente para él. Había sido feliz. Disparo cuatro veces más sobre el cuerpo y reconoce que así llama a la puerta de la desgracia.
Segunda Parte

Capítulo I
Es llevado a un juez de instrucción e interrogado. No había escogido abogado, le envían uno. El abogado decide ayudarlo, pero Meursault, absolutamente sincero le afirma que perdió la costumbre de interrogarse, de reflexionar. Todo porque su abogado le pregunto si sintió dolor el día del entierro de su madre. Los instructores saben de las muestras de insensibilidad de ese día y harán hincapié en ello el día del juicio. El abogado no logró convencerlo de decir que ese día había reprimido sus sentimientos naturales. Al poco tiempo, compadece nuevamente ante el juez. El juez buscaba el arrepentimiento de él, pero ni siquiera ante el crucifijo, se conmovió. Afirma no creer y más que culpable o arrepentido se confiesa aburrido.
Las visitas del juez continuaron, pero él no le prestaba atención, estaba cansado de contar siempre lo mismo.
Capítulo II
María lo visita por primera y única vez ya que se lo prohibían por no ser su mujer. Allí comienza a sentir que esta prisionero.
Aquí describe las sensaciones que siente en la prisión: la falta de una mujer, la prohibición de fumar, la falta de libertad. Reflexiona sobre el paso del tiempo estando encerrado. Por primera vez, algo parece importarle. Es el castigo, pero, confiesa no sentirse desgraciado. El único problema era matar el tiempo y para ello comenzó a recordar. Así terminó por no aburrirse.
Confiesa que con las horas de sueño, los recuerdos, la lectura de una historia seca y la alternancia de la luz y la sombra discurrió el tiempo. Habían pasado cinco meses.
Capítulo III
Comienza su juicio. El abogado le informa que no es el más importante porque hay otro caso: homicidio. Este último concentró la atención de los periodistas, por ello hay mucha gente. Al entrar al juzgado le da la sensación de estar en un club. Todos se conocen, se saludan; él se siente un intruso, pero está tranquilo. Hasta que escucha los nombres de los testigos: el director y el conserje del asilo, Raimundo, Masson, Salamano, María. Comienza a ser interrogado por el fiscal que hace hincapié en el tema de la madre, porque la llevó al asilo[…] Luego se les toma testimonio al director y al conserje del asilo. Ambos hablaron de su negación a ver el cuerpo, que no lloró, que se fue inmediatamente después del entierro sin recogerse ante su tumba, ni siquiera sabía la edad de su madre. El fiscal ante estas respuestas experimento una sensación de triunfo. Meursault se da cuenta que las cosas no van resultando a su favor porque no soló se lo juzga por su crimen sino también por no haber sido un buen hijo. María, Masson, Raimundo, testimoniaron destacando sus cualidades, pero el fiscal se mantuvo en la misma línea: desacreditarlo.
Capítulo IV
Continúa el juicio. El protagonista siente que se habla más de él que de su crimen. Se realizan los alegatos del fiscal y el abogado defensor. El fiscal insiste en que jamás lamentó haber asesinado al árabe. Meursault piensa que él jamás lamentó nada verdaderamente. Cuando el presidente del tribunal le pregunta si desea decir algo, expresa que no tuvo intención de matar al árabe, que todo fue por causa del sol. Todos rieron en la sala. El alegato del abogado defensor fue menos efusivo. El tribunal se retira de la sala. Delibera. Regresa y se da la sentencia: culpable de asesinato. Sería decapitado en una plaza pública y en nombre del pueblo francés.
Capítulo V
Por tercera vez se niega a recibir al capellán, no tiene deseos de hablar.
Tan solo piensa en las posibilidades que se le presentan para volver a la libertad, pero se focaliza sobre todo en dos cosas: el alba y su petición de indulto. Paso sus noches esperando esa alba en la que lo ejecutarían. Cuando el amanecer pasaba y seguía vivo, reflexionaba sobre el indulto. Deseaba obtenerlo pero también se imaginaba que la petición era rechazada y todo volvía a comenzar.
Finalmente el capellán entra en su celda e intenta explicarle porque necesita el consuelo de Dios. Él, sigue firme en su incredulidad y sostiene que todos estamos condenados a muerte, por lo que ese consuelo no tiene sentido, llega a molestarse mucho y a tomar al sacerdote por el cuello. Intervienen los guardias. El capellán lloró por él. Meursault recuperó la calma cuando éste se fue. Agotado, se dejo dormir. En el límite de la noche, las sirenas sonaron. Anunciaban su ejecución. Por primera vez, pensó en su mamá y se abrió "a la tierra indiferencia del mundo". Deseaba la presencia de muchos espectadores que lo acogieran con gritos de odio.
Conclusión:
Queda claro que a todos siempre les llamó la atención la conducta, el proceder de Meursault. A su jefe cuando le ofrece trasladarlo a París y no se alegra. A María el hecho de que al día siguiente al entierro de su madre, vaya a bañarse, la invite al cine. Al director y al conserje que no llore, que no quiera ver el cuerpo de su madre. Todas actitudes que denotan indiferencia, insensibilidad, desamor.
Meursault es el fin reflejo del aburrimiento, la decidía, el absurdo. Todo su proceder es casi inhumano. Parece aceptar la vida, el devenir como algo automático. La cotidianidad lo va socavando en su humanidad, en su dignidad. Su falta de arrepentimiento, la carencia de valores todo en él, es un despropósito. El fiscal explotó al máximo sus errores para obtener la condena.
Más que el crimen, su propia vida fue la razón de su ejecución.
Su existencia absurda es simplemente apatía.

El extranjero: absurdismo y existencialismo

La falta de una razón para que exista el mundo hace que los existencialistas lo entiendan como “mundo absurdo”. El hombre está “solo” en el Universo (sin dioses ni nada que lo justifique) y es absolutamente libre para elegir y construir su propia vida. Es el único encargado de sí mismo, de construir y sostener un vínculo con el universo que le de significado a la existencia de lo uno y lo otro. Esto es en gran parte lo que Meursault, para bien o para mal, va haciendo a lo largo de la novela con su cuestionamiento al “sentido” de la vida en general. El hombre es, por lo tanto, un extranjero en un mundo sin sentido (o sea, sin seguridades absolutas), y esta certeza de creerse libre en un mundo en el que se nace y se muere sin una razón clara produce el sentimiento de pasividad, desencanto y absurdo que caracterizan a Meursault. Esta actitud hacia los demás es, de hecho, la verdadera razón por la cual es condenado, y no sólo por su crimen:
“Se había sabido que mi madre había muerto recientemente en el asilo. Se había hecho entonces una investigación en Marengo. Los instructores se habían enterado de que yo no había dado pruebas de sensibilidad el día del entierro de mamá” (Cap. I – Segunda Parte)
La relación entre el Mundo y el Hombre se establece según esta conciencia del absurdo de la vida como paso necesario para tener una conciencia clara de libertad. La vida consciente es la vida libre y ésta se limita, como el accionar de Meursault, al gusto por el instante presente. No se asume un pasado ni se proyecta un porvenir. Libre de toda regla, el hombre está libre de toda elección; todo le está permitido, y aquella vida mecánica de quienes sí creen en normas (sociales) y en valores (religiosos, como el capellán), se presenta como una hipocresía social aceptada por el conjunto al que se enfrenta el protagonista.
Meursault, por lo tanto, descreído e indiferente ante todo lo que represente una razón, una causalidad o una coherencia que motive su vida, sólo le prestará atención a aquello que pueden percibir sus sentidos. Vive en un mundo material ajeno a nociones abstractas, a las que no les encuentra sentido. Con María, de tal manera, sólo se relaciona de manera física y no emocionalmente:
“Un momento después María me preguntó si la amaba. Le contesté que no tenía importancia, pero que me parecía que no. Pareció triste. Más al preparar el almuerzo, y sin motivo alguno, se echó otra vez a reír de tal manera que la besé.” (Cap. IV – Primera Parte)
Sólo tras su charla con el capellán, en la cárcel, este “extranjero” se dedicará a una introspección de la cual no saldrá tan indiferente:
“(el capellán) gritó de golpe en una especie de estallido, volviéndose hacia mí: ¡No, no puedo creerle! ¡Estoy seguro de que ha llegado usted a desear otra vida! Le contesté que naturalmente era así, pero no tenía más importancia que desear ser rico, nadar muy rápido, o tener una boca mejor hecha. Era del mismo orden. (...) Quería aún hablarme de Dios, pero me adelanté hacia él y traté de explicarle por última vez que me quedaba poco tiempo. No quería perderlo con Dios.” (Cap. V – Segunda Parte)
Reivindicará sus preferencias y dirá que comprendió a su madre. Así es como finalmente, en la novela, Meursault logra una cierta “dicha”, producto del conocimiento y dominio de su destino: ha comprendido, como los existencialistas, que esa falta de razón en el mundo lo hace libre a él, y a su manera, ha sido feliz:
“Tan cerca de la muerte, mamá debía sentirse allí liberada y pronta para revivir todo.Nadie, nadie tenía derecho de llorar por ella. Y yo también me sentía pronto a revivir todo. (...) Me abría a la tierna indiferencia del mundo. Al encontrarlo tan semejante a mí, tan fraternal, en fin, comprendía que había sido feliz y que lo era todavía.” (Cap. V – Segunda Parte)
“Hoy a muerto mamá. O quizá ayer.” (Cap. I – Primera Parte)
“Afuera declinaba el día y el calor era menos intenso. Por ciertos ruidos de la calle, que oía, adivinaba la suavidad de la tarde. Estábamos todos allí esperando.” (Cap. IV – Segunda Parte)
Sin embargo, el único momento en el que aparece una metáfora es en el instante en el que Meursault asesina al árabe. Siguiendo su indiferencia hacia lo abstracto, son los eventos físicos y materiales del espacio (los elementos naturales de la playa) los únicos que parecen afectarlo directamente, influyendo en sus acciones:
“El ardor del sol me llegaba hasta las mejillas y sentí las gotas de sudor amontonárseme en las cejas. Era el mismo sol del día en que había enterrado a mamá y, como entonces, sobre todo me dolían la frente y todas las venas juntas bajo la piel. (...) Todo mi ser se distendió y crispé la mano sobre el revólver. El gatillo cedió. (...) Sacudí el sudor y el sol. (...) Entonces tiré aún cuatro veces en un cuerpo inerte en el que las balas se hundían sin que se notara. Y era como cuatro breves golpes que daba en la puerta de la desgracia.” (Cap. VI – Primera Parte)
El vínculo entre las acciones de Meursault y los elementos naturales se remarca en episodios tan relevantes como el entierro de la madre, el homicidio en la playa, y durante el juicio y la condena.

Meursault: un extranjero necesario

El protagonista de la novela es un inadaptado a la sociedad ya que es incapaz de acoplarse a los valores, usos y costumbres estandarizados por el común de las personas. Es un inadaptado y un incomprendido. Su ambición es nula porque, en definitiva, todas las opciones le resultan iguales. Si con su jefe, en el trabajo, deja en claro que no le interesa progresar ni comprende su iniciativa, y, en absoluta indiferencia, se niega o es incapaz de percibir las motivaciones ajenas, en el amor, también, María será una mujer producto otra vez de la indiferencia, del azar. Una ex compañera de trabajo con la que se encuentra sin buscarla y se mantiene porque sí. También la pasiva amistad con su amigo Raimundo puede convertirse en complicidad – cuando miente por él tras la golpiza a la mujer - no por fidelidad sino por el absoluto desinterés en la verdad.
“<> Dije que sí, pero que en el fondo me era indiferente. Me preguntó entonces si no me interesaba un cambio de vida. Respondí que nunca se cambia de vida, que en todo caso todas valían igual y que la mía aquí no me disgustaba en absoluto.”(Cap. V – Primera Parte)
El extranjero es un espectador. Es incapaz de demostrar afecto sobre los demás personajes. Sólo es sensible ante el paisaje, hacia lo material inanimado. Ajeno a las normas sociales, el protagonista practica en cierta forma una especie de honestidad “brutal” contra todas aquellas convenciones y mecanismos sociales que se presentan como absurdos y manipuladores, en una vida que parece no tener sentido, y en la que el hombre común es una víctima. La muerte de su madre no lo conmueve más que la pérdida del perro de su vecino Salamano, sobre la que repara con mayor detalle y conmiseración.
La arbitrariedad de los jueces que lo condenan, el desinterés y egoísmo de los abogados, el sensacionalismo de la prensa que se ocupa del juicio, representan parte de los elementos sociales hipócritas, añejos, visiblemente dañados y peligrosos. Además se los muestra como irracionales; es así, por ejemplo, evidente para todos que Meursault es condenado no sólo por matar a un árabe sino (y sobre todo) por el recuento de sus actos pasados, por testimonios que refieren que no lloró durante el entierro de su madre o que, al poco tiempo, iba al cine con una mujer, circunstancias que, además de ser anteriores al homicidio, lo que verdaderamente se está juzgando, no hacen a un proceso judicial coherente ni a una administración imparcial de la justicia. Estos jueces no condenan a un imputado por su crimen sino que lo condenan, abiertamente, por “ser como es”, o por como ha elegido ser. Por lo tanto, es posible considerar de manera “positiva” lo que Meursault pone en evidencia, esta hipocresía general ante la que él se niega a mentir para no caer también en ella. Como pasivo espectador de la realidad, Meurseault logra una eficaz denuncia:
“Yo escuchaba y oía que se me juzgaba inteligente. Pero no comprendía bien cómo las cualidades de un hombre común podían convertirse en cargos aplastantes contra un culpable.” (Cap. IV – Segunda Parte)
“Y el abogado recogiendo una de las mangas, dijo con tono perentorio: ¡He aquí la imagen de este proceso! ¡Todo es cierto y nada es cierto!” (Cap. III – Segunda Parte)
Su rebelión ante la mentira general le produce el juicio y castigo por parte de la mayoría social amenazada por este individuo que se niega a aceptar todas las convenciones usuales. De este modo, el protagonista de El extranjero sería un héroe de la “sinceridad” y la “verdad”, inmolado por una sociedad falsa incapaz de tolerar disidentes, es decir, incapaz de aceptar su propias fallas y su falsedad, aniquilando al héroe que muere por la libertad que se niega a perder ante la comunidad adversa que reprime la pureza de sus actos. Meursault sería el producto de una sociedad que vive según normas y leyes que van contra la propia naturaleza de absoluta libertad de los individuos; un ser humano atrofiado espiritualmente por la “falsedad general” (o el absurdo, para los existencialistas) que denuncia en cierta forma la novela, y sobre la que se hace un llamado de atención. La intención de su actitud, de su rebeldía, implica un principio de corrección ante aquello que se “denuncia” como erróneo y falso.

Meursault: el extranjero impávido convertido en peligroso exiliado

Negativo en la medida en que Meursault y su actitud exponen el vacío y fragilidad de aquellas normas sociales que sin mayor rigor ni pericia (sin, en cierto modo, un verdadero valor) pueden someter a todos. Pero lo hace rebelándose ante ellos de una forma que por su desinterés y desidia es igualmente dañina. Si cada uno de los miembros de una comunidad actuara como Meursault, no habría comunidad, pues cada cual podría disponer de su vida y de la vida ajena de manera parcial, desinteresada y, llegado el caso del árabe, de manera cruel y homicida. El “extranjero” no se rebela sino que más bien obedece tan solo a sus impulsos. Meursault se conduce según sus necesidades, puramente naturales, al margen del resto; su libertad absoluta se opone a las normas de convivencia grupal. Así, se convierte en un ser irrecuperable al que, necesariamente, la sociedad – para sobrevivir como tal – debe reprimir.
El “sistema”, o sea, aquella convención de valores, normas y costumbres aceptados por el conjunto, y a las que Meursault es indistinto, aunque se entiende que como sistema puede ser imperfecto, sería siempre necesario para la vida en sociedad. Meursault, en esta perspectiva, no produce ninguna intención de corrección sino más bien de pura automarginalización. Puede decirse que, siendo fiel sólo a sus instintos dentro una sociedad organizada (que para convivir debe controlarlos), él se convierte, además de en un “extranjero”, en un “auto exiliado”, pues deja de ser extraño a los valores y normas comunes, para convertirse ya en un ser abiertamente opuesto a esos valores y normas, y en consecuencia, también opuesto al resto de las personas.


Frases celebres del autor

"He comprendido que hay dos verdades, una de las cuales jamás debe ser dicha".
"Inocente es quien no necesita explicarse".
"Si el hombre fracasa en conciliar la justicia y la libertad, fracasa en todo."
"La tiranía totalitaria no se edifica sobre las virtudes de los totalitarios sino sobre las faltas de los demócratas."
"A pesar de las ilusiones racionalistas, e incluso marxistas, toda la historia del mundo es la historia de la libertad."
"Es muy fácil obtener fama pero es muy difícil merecerla."
"No ser amados es una simple desventura; la verdadera desgracia es no amar."
"La capacidad de atención del hombre es limitada y debe ser constantemente espoleada por la provocación."
"La desdicha es como el matrimonio; se cree que se elige y, en realidad, se es elegido."
"Los tristes tienen dos motivos para estarlo: ignoran o esperan."

Bibliografía

http://www.ciudadseva.com/textos/novelas/extran.htm

http://html.rincondelvago.com/albert-camus-y-el-existencialismo.html

http://es.wikipedia.org/wiki/Albert_Camus

http://en.wikipedia.org/wiki/Albert_Camus#Summary_of_Absurdism

http://www.frasedehoy.com/call.php?file=autor_mostrar &autor_id=133

http://www.alohacriticon.com/viajeliterario/article991.html

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